8:30 AM. 3 grados, un sol tímido que apenas si se asoma. Pac, pac. Rebotan las primeras pelotas en las canchitas de Kimberley, en Mar del Plata. Y Matías Jesús Almeyda, en los fríos días de julio, tomaba el timón de este Titanic. Porque hoy River es el Titanic: el gigante que se hundió aquel 26 de junio.
Y Almeyda se movía con un grupo, Amato con otro, Chamot en otro costado, el Profe Kohan los hacía transpirar a los jugadores. Así nacía este River austero, hecho desde la raíz, para refundar futbolísticamente su historia. Los gestos enormes ya conocidos, pero siempre aplaudibles, del Chori y Cavenaghi. Olvidarse del dinero y venir a darle una mano a River ahora, cuando el fuego te quema hasta el alma.
El ojo certero y fino del DT para visualizar en Carlos Sánchez y Martín Aguirre dos baluartes con las luces bien altas. No me olvido más cuando entrevisté para Radio Continental en el RCT de Chapadmalal a Almeyda y soltó una frase que me quedó: "Seba, acordate del pibe Lucas Ocampos. Ese me encanta. Es el futuro del club”. ¿Hace falta agregar algo más del pibe quilmeño de 17 años?. Dos goles en 4 partidos y un rendimiento de alto vuelo.
Alayes es irregular, lo menos reluciente en cuanto a los hombres que llegaron. Vella y el Maestrico aún no debutaron. Pero el venezolano entusiasma, juega por las dos bandas. Cristian “Lobo” Ledesma, en su tercera etapa en el club, jugó unos minutos ante Quilmes. Siete hombres que refuerzan el equipo y me permito reiterar lo de Alayes, no luce ni mucho menos.
1-0 a Chaca, 3-1 a Independiente Rivadavia y Desamparados hasta que apareció el primer empate: 1-1 con Quilmes. No es un equipo consolidado aún. Está claro que anda buscando su identidad. Sin embargo, las soberbias actuaciones de Sánchez, la precisión del Chori cuando aparece, la categoría de Ocampos, ese volante que raspa y raspa hasta el amanecer que es Aguirre.
No olvidemos que River tiene un plantel de 30 jugadores. Queda más de un equipo afuera de cada partido. Y, por ejemplo, el DT convocó a veinte futbolistas para que se motiven muchos y no solo los once titulares. Por eso rota los que forman parte del banco muchas veces. Por eso recién confirmó su once ideal para debutar en la B Nacional tres días antes. Aunque ya los tenía en mente un mes antes. Es así.
En fin. Son los primeros roces, pinceladas, primeros coqueteos de un grande en reconstrucción en una categoría a la que jamás le vio la cara en sus 110 años hasta el debut con Chacarita.
Esas raíces, ese volver a empezar es todo un síntoma en este River. Y eso, sépanlo, no está nada mal. Ya chocó, ya se encandiló 856 veces, se partió la cabeza contra la pared, uff, muchas tardes. Ahora es el momento de no marearse bebiendo champagne en Puerto Madero.