Ante todo, el título de este artículo muestra a las claras mis intenciones. En el mundo efímero en el que vivimos, lo repetitivo aparece como su cáncer más letal. Y mi pedido tiene que ver con ésto, con escribir de algo que ya lo he hecho anteriormente. Pero la proximidad en el tiempo de los casos a mencionar con posterioridad valen estas líneas.
Gallardo ratificó sus preferencias en el segundo partido disputado de la Copa Argentina: ésta en un segundo plano y el torneo local y Copa Sudamericana en un plano principal. En consecuencia, mayoría de suplentes a la cancha, con la obvia salvedad de Chiarini que está reemplazando a Barovero por lesión. Después, Funes Mori, Mercado y Teo participaron del encuentro ante Colón de Santa Fe.
Así como se afirman las preferencias del técnico, también se afirman los estilos. El equipo muleto de River no tiene un criterio de juego. Recurre en gran medida a una misión particular de algunos de sus futbolistas, que ayer pudo haber sido el enganche Tomás Martínez, pero que sólo ofreció una mínima expresión de su repertorio en el inicio del primer tiempo. Después se perdió. Porque la pelota no le llegaba, producto de una razón evidente y hete aquí nuevamente el punto más preponderante: Ponzio hoy no está a la altura de Kranevitter.
Ponzio sigue en un flojo nivel |
Es ley. El fútbol junta héroes y villanos. Queridos y despreciados. Experimentados y jóvenes. A veces pueden convivir. No es éste el caso. Gallardo querrá que el mejor cinco del fútbol argentino descanse. Está en su derecho. Pero, con las nuevas disculpas del caso, éste Ponzio ya no es para éste River.
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