Históricamente en River Plate las elecciones eran un trámite jurídico que nuestra Asociación Civil resolvía con tres mil votos, como mucho. Las pujas políticas se limitaban a la confitería del Club. Sí, el destino del sentimiento de millones de hinchas lo resolvían un puñado de socios. Así es que no tiene que llamarle la atención a nadie que hoy todos están relacionados con todos y ninguna lista con chances estará limpia de "aguilaristas" o "passarellistas", o más bien, descendientes políticos de Hugo Santilli, Dávicce o Pintado.
Ese fue uno de los motivos que nos llevó a crear este medio de comunicación hace más de seis años. No podíamos creer que las decisiones más importantes del Club más grande de la Argentina se tomaban entre un puñado de dirigentes y las elecciones se limitaban a tener una cobertura de un par de notas previas a la fecha del voto mientras se exportaban jugadores por cientos de millones y River estaba prácticamente en quiebra. Los grandes medios no le daban espacio y los de nicho tenían demasiados compromisos.
Esta realidad cambió en 2009 y fue Passarella y Vázquez quienes mejor lo vieron venir. El Kaiser se dio cuenta que la crisis política por la que pasaba River iba a generar un récord de participación electoral. Y en ello basó su campaña. Una campaña que más que propuestas tenía ideas fuerza. La idea de que por su sangre corría el sentimiento hacia el club o la de que nadie más que él había nacido para conducirlo.
Los votos le dieron la razón. Los socios que nunca votaron no necesitaban que les expliquen quién era Passarella, pero sí quién era D'Onofrio o Caselli. Estos socios que normalmente no conocían a los candidatos más que por el nombre y se limitaban a leer ex-post los resultados, tomaron cartas en el asunto, fueron al Monumental el sábado de las elecciones, Passarella se sacó fotos con todos y rompió las urnas.
Algunos dirán que es imposible afirmar que Passarella rompió las urnas siendo que solo ganó por menos de cinco votos. La realidad es que el Kaiser hizo una elección brillante. Se presentó en sociedad sin trayectoria dirigencial y logró el apoyo de miles de hinchas. Pasó de cero votos a ganar en un un puñado de meses.
Hoy las elecciones están a la vuelta de la esquina y la campaña electoral se redujo a la mitad, por el simple hecho que cuando River Plate juega de visitante, no hay votantes a los que cautivar. Los que consiguen entradas por derecha, están hartos del sistema, y los que lo hacen por izquierda, deben su fidelidad a algún candidato.
El pleito electoral se va a dirimir entre quienes entiendan que la elección se juega en los medios. No en los medios de comunicación masiva que sirven para dar a conocer a los candidatos. Todos los que van a votar conocen a los candidatos dado que la campaña comenzó hace 9 meses. Tampoco en las cenas o encuentros donde la mayoría son los propios militantes, esas estructuras que hoy se nivelan entre sí. La elección se definirá ahí donde están los indecisos, esos socios que se informan en múltiples medios de comunicación de nicho.
Se espera que River Plate vuelva a romper el récord de participación electoral. La pregunta que todos se hacen en este momento de paridad en las encuestas entre Caselli y D'Onofrio y la indefinición oficialista es, ¿Estaremos llegando a los indecisos?
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