River Plate tuvo otro partido para el olvido. Si bien la victoria por 1 a 0 contra Rosario Central distiende el ánimo del hincha, el resultado no alcanza a tapar los enormes baches futbolísticos del equipo.
En lo que parecería ya un problema patológico de imposible solución, los conducidos por Ramón Díaz volvieron a obsequiarle un tiempo entero al rival, sin ideas en la construcción de las jugadas, con desempeños individuales muy pobres y volviendo a perder -como contra Gimnasia- el medio del campo.
En la defensa vuelve a destacarse la sobria actuación de Barovero. Ni A. Balanta ni Maidana cumplieron con un buen trabajo. Ambos fueron desprolijos en el traslado y en la entrega, aunque en el primero, debe destacarse la voluntad y la intención de sacar el equipo, ante la imposibilidad de los volantes de poder dar medio paso en dirección al campo rival. Vangioni tuvo un inicio prometedor pero fue desvaneciéndose en el transcurrir del partido, terminando con una producción mediocre. Mercado fue el mismo de siempre, jugó definitivamente mal, no paró a nadie y no se proyectó con peligro.
El medio fue una parodia, la producción de Ferreyra y Carbonero fue muy pobre, Ponzio sigue siendo un enigma, sin confianza, impreciso, lateraliza el juego permanentemente y muestra cierta pusilanimidad a la hora de distribuir el balón.
Fabbro no fue el enganche que esperábamos ver, se asoció poco y no tuvo un desempeño destacable. Debe reconcérsele su inquietud por tratar bien el balón y la falta de colaboración de los volantes a la hora de facilitar la recepción de la pelota. Se nota que es un jugador habilidoso, habrá que esperar. Fue expulsado en el segundo tiempo luego de impactar una patada voladora a un jugador de Central. Lanzini no lastimó, pero fue el único jugador que llevaba la pelota verticalmente hacia el área rival. Tuvo una sobre el final que no pudo definir. Por último, Simeone no contó con chances netas de gol. A pesar de sus esfuerzos nunca le llegó una bola clara.
En el segundo tiempo River salió a jugar más arribar se asoció un poco mejor, pero el equipo siguió inmerso en la mediocridad general. el ingreso del pibe Andrada y de Ledesma le cambiaron un poco la cara. El primero anoto de cabeza el tanto que le dió los tres puntos al millonario, mientras que el Lobo, entró con el pie derecho e hizo un gran partido, justo en los quites y certero en las entregas.
River sigue sin ideas claras y sin ser un equipo. No queda mucho más por agregar.
sábado, 10 de agosto de 2013
River Plate 1 vs 0 Rosario Central: Para el olvido
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