Ortega, Simplemente Gracias

Hubo una vez un pibe que llegó de Jujuy y con los años nos robó un amor incondicional a base de desparpajo en la cancha y sencillez fuera del césped. Ariel Arnaldo Ortega no es de esos jugadores que se olvidan de los hinchas cuando le piden una foto o autógrafo. Tampoco es de esos que se creen superestrellas. Ortega es un pibe sencillo rodeado por un mundo que lo idolatra. Lo idolatran propios y ajenos.

Y qué queda para nosotros, los hinchas de River Plate, a quienes nos regaló seis campeonatos y una Libertadores? Ortega es ese jugador que en un partido malo, con una gambeta te pagaba la entrada y hacía que el Monumental estalle de alegría. Es ese mismo que te regaló tantos goles, tantas alegrías que se transformaron en abrazos con esa persona con la que siempre vas a la cancha. Tu hermano, tu viejo, tu amigo. ¿Pensaste alguna vez la cantidad de veces que abrazaste a ese compañero de cancha gracias al Burrito? De sólo pensarlo se te pone la piel de gallina. Ni que hablar de los tacos o caños como el del Baile Monumental del 2006!

Si de alegrías hablamos, no podemos dejar de olvidar su marca registrada. La picadita por encima del arquero. Allá por 1994 nos regaló una que quedó en la memoria de todos nosotros: pecho y picadita por encima de Navarro Montoya. Dos años más tarde, apilada de judaores de Ferro y picadita más lenta. Y la última, de antología: diluvio, River goleando a San Lorenzo. Entra el Burrito en el segundo tiempo y le pica la pelota al arquero desde fuera del área. Inalcanzable. Inatajable. Increíble.

Tanto nos regaló que el tiempo que Aguilar nos privó de disfrutarlo nos hizo dar cuenta que sólo dos toques de él a veces veces marcaban la diferencia. Ni que pensar cuando se levantaba iluminado porque ahí la rompía.

Problemas tuvo. El rendimiento en el último tiempo no era el mejor. No estaba para jugar 90 minutos y tampoco para presionar desde el banco. Porque cuando las cosas iban mal el "Ooorteeegaaa" se había transformado en el grito de guerra. Una especie de descarga emocional que encarnaba el sentimiento de bronca contenido.

Hoy no me puedo contener. Como editor de este blog quiero pedirle algo a nuestro Presidente Daniel Alberto Passarella: Puede que sea necesario hacer cirugía mayor en este momento tan delicado, pero Señor Passarella Ud. sabe muy bien que a los ídolos del club se los despide como corresponde. Ortega merece más que lo que pasó hoy. No sea como Aguilar. Ud. lo hizo debutar y sabe muy bien que no hay que retirarlo de esta forma. Déjenos llenar el Monumental para despedirlo. Solo queremos decirle: "Simplemente Gracias Burrito".