Politica de Anticomunicacion

En River Plate la política de comunicación de Passarella es completamente cerrada y hoy se están pagando las consecuencias de esta decisión.

Aguilar supo comunicar -y sobreactuar- los mensajes como ningún otro presidente de la historia de River. Esto lo llevó hasta posar con la camiseta de boca juniors, algo impensado. Hasta su segundo mandato fue un dirigente que tenía a los medios en su bolsillo. Pero las cosas cambiaron. Los paupérrimos resultados deportivos y económicos del club sumados a los bochornosos sucesos de violencia dentro del club catapultaron al club a las portadas de los diarios manchando su imagen como nunca antes. Clausura del club, violencia, quiebra eran frases que se leían a menudo. Y Aguilar entendió el mensaje. Su poder se había esfumado. Ya no podía tapar el sol con la mano. La realidad estaba al alcance de todos para ser conocida.

Durante la campaña, Passarella dijo que había que hablar poco y trabajar mucho. Concedió pocas entrevistas. Las suficientes para torcer el rumbo y triunfar. A nosotros nos amagó con concedernos una y luego se echó atrás. Cuando ganó las elecciones hizo la respectiva ronda de medios donde se entrevistó con Clarín, La Nación y los grandes medios de comunicación.

Ya entrado en la gestión dió mensajes negativos al mejor estilo De La Rúa cuando habló del déficit galopante de la Argentina. "Sólo me llaman para que pague deudas", era la frase de cabecera cuando era visitado. Y ahí cerró la comunicación. Mutis por el foro. No hablen más fue el mensaje implícito que le dió a los dirigentes. Bajemos el perfil. A trabajar más y hablar menos.

Quienes están encargados de la imágen del club como Vázquez y Gastón Gallino no dan entrevistas. Vázquez, encargado de marketing de River Plate no responde los pedidos de entrevistas ni a las conferencias de marketing deportivo donde es invitado el club regalando espacios para que otros clubes lo ocupen. Gastón Gallino, presidente de Relaciones Públicas, las responde, acepta y después las cancela. Parece que le gusta más fotografiarse con famosos que trabajar para difundir los mensajes del club en los medios. Preocupante.

Intersante fue el caso del periodista agredido por Cappa producto de la restricción de prensa que -supuestamente- había impuesto el ex-DT de River. La solidaridad fue rotunda. Todos estamos incluidos en esa restricción. Cappa se fué y mucho no cambió.

Los productos del trabajo silencioso comenzaron a salir a la luz. Un déficit galopante, abultado durante su corta estadía en el club. Deudas que no bajaron (solo se redujo el tamaño del plantel). Buenos acuerdos para solucionar problemas del club a cambio de publicidad (o sea, gratis para el club). Y otros puntos positivos que serán motivo de análisis en próximos artículos.

Lo que cambió para Passarella es que los medios de comunicación se cansaron y lo comenzaron a tratar como corresponde: con objetividad. En algunos casos hasta con malicia, algo que perjudica al club. Sin ir más lejos, en estos últimos días tanto Página 12 como La Nación le pegaron durísimo. Pusieron sobre el tapete los problemas económicos del club y las sospechas de negocios (¿o negociados?) que supuestamente existen en el club.

"La joda todavía no se acabó", cierra Juan Pablo Varsky (aunque bien se podría meter con el club de sus amores que todavía está llorando la derrota del martes).