Hoy fue el día en que River Plate empiezó ganando un partido desde el vestuario gracias a un toque de suerte. Al fin!
El equipo entró a la cancha y se encontró con lo que siempre le faltó: tranquilidad. Pudo esperar a Huracán y concentrarse en controlar el partido, esperar al rival y salir a liquidar de contragolpe. Eso es lo que intentó hacer. Y lo logró. Es verdad también que Huracán no inquietó a River en el primer tiempo y en el segundo pudo darlo vuelta pero también perderlo por goleada.
Pero el partido pasó al anecdotario en el momento del primer gol y, sobre todo, en el segundo. Después del primero el hincha comenzó a cantarle a boca. Después del segundo el Monumental, literalmente, estalló. Todo era contra los clásicos rivales. Las decenas de miles de hinchas querían alentar a esos once a quienes no van a poder alentar el domingo. Unos 7.000 (nos) representarán a todos los que estábamos hoy en Núñez.
El hincha despidió al equipo con una sonrisa, aplaudiendo pero también recordándoles unánimemente que "El domingo cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar", frase que estalló en Twitter en ese mismo instante.
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