Quienes van a la Sívori ven como, en repetidas oportunidades durante el partido, Navarro levanta y baja los brazos en señal de desentendimiento y bronca por los repetidos errores y ahora entienden las declaraciones del jugador que tiene un panorama claro de todos sus compañeros, y sus errores. Claramente, tiene razón.
miércoles, 14 de octubre de 2009
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