Superempate, pero no en las tribunas (River 1 vs boca 1)

Hoy era uno de esos días en donde uno se levanta con el pie derecho, y piensa antes de hacerlo. Come ligero ya que los nervios son muchos. Se pone la ropa que más disimule la camiseta que lleva debajo, aunque todos sepan que no somos ni turistas ni alentemos a ese equipo local. Uno no se baña, porque ¿para qué bañarse si va al chiquero? Agarra las monedas, su ilusión del semestre y emprende camino a la ribera del mal olor. En el camino se encuentra con carteles casi extranjeros de Gestión Caselli o los de los Dueños de Mera Figueroa. Y llegamos a ese lugar que muchos visitan como turistas y nosotros todavía no entendemos por qué tiene algún tipo de atractivo, si en el fondo es una villa pintada de colores que un día se vendrá abajo. Y llega ahi, donde empieza a ver camisetas blancas y rojas de River, rojas del Bayern Munchen, rojas y negras del Milan, varios por ahí con otras de sus agrupaciones o candidatos y los tradicionales barbijos. Todos los condimentos para el folklore. Empiezan los "cacheos" infinitos, los vivoreos por ese barrio feo. Dicho sea de paso, llamó la atención la cantidad de banderas de Quintás presidente por la boca. Algo nunca visto antes en esas latitudes (¿realmente tantos simpatizantes tiene Diego por ahí?). Llegando a los molinetes vemos como los mismos policías de civil nos filman antes de entrar para que no se les escape detalle aunque cuanto a algún hincha de River le tiran con balas de plomo esas filmaciones no existen o no sirven para nada. Finalmente estamos ahí, falta mucho para el partido pero llegamos. 

Vemos como Los Borrachos del Tablón despliegan un arsenal de banderas al escuchar "ahí viene la hinchadaaaa, que loca que estaaaa". Los bombos devuelven la gentileza y la boca, muda, no puede creer tanto color, tanta pasión. Ya sin parlantes no se los escucha. Será dificil escucharlos cuando ni siquiera llenan su propio estadio y tienen que apelar a los turistas para intentarlo en esa vendita tercer bandeja que, de Macri para acá, jamás pudo completarse (gracias Elizabeth  y Luis por las fotos). Algún hincha de ese club, muy cercano a los dirigentes, nos susurró al oído que si el derecho de admisión funcionaba y no había ningún colado, hoy no llenaban ni la segunda bandeja. 

El partido, basicamente se dividió, al igual que lo hace el árbitro, en dos etapas, River desapareció en el primer tiempo y se transformó en el segundo luego del gol de Palermo. De la mano de una genialidad de Gallardo detuvimos un partido que se veía negro pero también estuvimos a un tiro -impreciso- del tigre Falcao de darlo vuelta. No pudo ser. Siempre hay una buena razón para que el último tiro, ese que rompe con los pronósticos, no nos favorezca a nosotros. 

Durante el partido hubo perlas para no olvidar. La gente de boca coreando "Ahumaaaada, Ahumaaaada" cuando anunciaron los jugadores de River dió la pauta de que, a pesar de su gran nivel, hay que reemplazarlo. La bandera grande que cayó tapando parte de la 12 reclamando a TyC Sports la televisación sin codificar sorprendió a más de uno. La falta de volumen de los parlantes de la 12. Sin parlantes parece que no se los escucha. Los cartelitos de "yo te vi ultimo", cuando nosotros los vimos colgar banderas negras. Para la próxima se vienen los cartelitos "yo te vi festejar empates, de local" (2006). Pero sin dudas, la nota la dieron Los Borrachos del Tablón que realmente nos hicieron quedar afónicos de alegría. No se paró un minuto de alentar y cuando escuchamos los bombos se nos erizó la piel. Y la sonrisa que nos sacó el hit de la tarde "Trajiste dengue la p... que te p....". Las ocurrencias solo son limitadas por la imaginación. 

El resultado no fue el soñado pero no nos olvidemos que sepultamos las aspiraciones de ellos en este campeonato. Hoy River sigue en carrera por el campeonato y va a Paraguay con otro ánimo. Hoy River no sumó en el historial, pero ellos se fueron amargados.